25/05/2022

Carmen M. Lázaro: ‘El problema de fondo que plantea la subrogación es la vulneración de la dignidad y los derechos de la mujer gestante y del niño’

Organizada por el servidio de Desarrolo Personal y Cultura Institucional de UIC Barcelona, la profesora de Derecho Civil de nuestra universidad, Carmen María Lázaro, dio una sesión sobre los interrogantes que plantea la gestación por substitución. En dos momentos distintos y en línea, Lázaro hizo un repaso de la situación actual y habló de la proposición de ley de 2019 reguladora del derecho a la gestación por sustitución

La subrogación tiene muchos nombres: “Maternidad subrogada, gestación ética, vientres de alquiler… Todos ellos –empezó afirmando la profesora Carmen María Lázaro– son eufemismos que tratan de maquillar una realidad”. Y continuó explicando que, “como dice un informe de 2018 de la Asamblea de las Naciones Unidas, la gestación por sustitución de carácter comercial que se practica actualmente constituye venta de niños”. En el fondo, siguió diciendo la profesora de Derecho Civil, “se trata de esconder el contenido dándole una forma mucho más light”. Y, citando a Sócrates, aseguró que “en todo esto hay un problema muy grave de fondo: si corrompes el lenguaje, corrompes el alma”.

Según Lázaro, “son muy pocos los países que lo aceptan, pero hacen mucho ruido”. Texas, Florida y California, en Estados Unidos; Canadá, Georgia, Rusia, Ucrania… “La cuarta parte de toda la gestación mundial proviene de Ucrania: por razones económicas, ya que le reporta mucho dinero: 1.500 millones de euros de divisas anuales”. Y eso, aun sabiendo que, en teoría, “no puede ser motivo de lucro, sino simplemente una compensación. Pero, claro, cuando hay tanto dinero de por medio, esta ‘compensación’ no deja de ser una falacia”.

Estos fueron algunos de los datos que mencionó la profesora: según el informe The Global Surrogacy Market Report, se prevé que en 2025 la cifra de negocios del baby bussiness alcance los 27.500 millones de dólares. De estos, el 64 % será para las clínicas de fertilidad; el 35,1 % se lo reparten comercializadoras, servicios jurídicos y empresas satélites y las mujeres gestantes solo percibirían el 0.9 % de los ingresos generados. “Así, menos del 2 % de los acuerdos de subrogación en el mundo son altruistas”.

No obstante, el problema de fondo que plantea la subrogación es la vulneración de la dignidad y los derechos de la mujer gestante y del niño: la corrupción del alma a la que se refería Sócrates. Como explicaba la ponente de la sesión: “Las mujeres gestantes son monitorizadas veinticuatro horas, nueve meses, durante los cuales tienen que dar cuenta de todo: cómo están, cómo se encuentran, qué hacen… Y, después de dar a luz y entregar al niño, se olvidan de ellas. No hay un seguimiento o atención posparto y tienen prohibido ponerse en contacto con los compradores, buscar información de los mismos en las redes sociales, hacer públicas las condiciones del contrato… y, por supuesto, con sanciones económicas que pueden alcanzar el 200 %. Son contratos ‘de adhesión’ que difícilmente pueden negociar, como los del gas, el agua o la electricidad”.

Pero la profesora Lázaro observaba que haya o no precio, la esencia sigue siendo la misma: “Por más que la proposición de ley indique que no habrá precio por el niño, sino ‘compensación’, la gratuidad no transforma el acto en bueno. Por lo mismo que, si hay una falsificación de un documento público, de manera gratuita, no deja de ser una falsificación”.

Por otro lado, ¿qué pasa con el niño? En la Proposición de Ley española no hay ningún artículo que se refiera al menor. Sencillamente, porque, cuando se firma el contrato, no hay menor: se celebra el contrato para crear un embrión al margen del Derecho. Ese niño no tendrá derecho a conocer sus orígenes, ni a sus hermanos –por ley, también, la mujer gestante tendrá que tener, al menos, un hijo–, ni a su madre... “Se quiera o no, entre la madre y el niño se genera un vínculo que es necesario para el bebé. La gestación por subrogación rompe con todo esto”.

De ahí salen conceptos como “madre o padre genético”, “madre biológica”, “madre o padre de intención”… “Todo esto genera relaciones complejas que las agencias de subrogación intentan explicar a los niños con cuentos, pero, cuando llegan a la adolescencia, la ficción ha de ser reemplazada por la realidad”. De hecho, apuntó, “estudios llevados a cabo en Estados Unidos revelaron que todas las personas que participaron en el proceso afirmaron tener algún vínculo con el niño, pero nadie lo considera enteramente propio”.

En su sesión, de poco más de media hora, Carmen María Lázaro habló de uno de los casos más mediáticos, el de Gamy, cuya madre tailandesa dio a luz a gemelos: la niña sana, en perfectas condiciones, se la llevaron la pareja de gais australianos que la habían encargado; el niño, con problemas cardíacos y síndrome de Down fue abandonado en un orfanato. Más tarde, fue precisamente la madre quien hizo gestiones para quedarse con él.

Y es que, en la gestación por sustitución, nada es lo que parece.