30/05/2023

“La ciudad es como un libro abierto”

Kathrin Golda-Pongratz (Augsburgo, 1971) es doctora en Arquitectura y Urbanismo. Estudió en Alemania e hizo un Erasmus en Barcelona, ciudad a la que regresaría años más tarde. Realizó el trabajo de final de grado en México. “México cambió mi perspectiva y me permitió tener una mirada más holística”. Posteriormente, estuvo en Lima (Perú) para seguir estudiando las ciudades latinoamericanas. Su tesis doctoral se centró en el cambio de estructura y significado del centro histórico de Lima en el contexto del rápido crecimiento del siglo XX. Uno de sus primeros trabajos en Barcelona fue en el Taller Vertical de UIC Barcelona en 2006 y años más tarde se convirtió en profesora de UIC Barcelona School of Architecture, donde actualmente imparte clases

Impartes clases de distintas asignaturas en UIC Barcelona School of Architecture. ¿Podrías comentarme algún detalle sobre tu metodología? 

En el primer día de la asignatura Introducción a la Historia de la Arquitectura pedimos a los estudiantes una foto de su edificio favorito, que puede ser un edificio como la Torre Eiffel, claro, pero preferiblemente les pedimos que escojan un edificio de su entorno o con el que tengan una familiaridad, como la casa de sus abuelos u otro edificio que conecte con una vivencia hermosa. Ahí vemos de dónde vienen, qué conceptos de estética y de la comprensión del espacio tienen. Ver que los alumnos vienen de tantos lugares diferentes es fascinante. Nos damos cuenta de que no debemos ser tan eurocentristas cuando explicamos la historia de la arquitectura, sino tener en cuenta a todo el mundo. 

¿Y en la asignatura de Cooperación?

En Cooperación trabajamos con un barrio concreto en Lima, en Perú. Hablamos directamente con personas que tienen ideas sobre qué podría mejorar en su barrio. Los estudiantes de Cooperación analizan cuáles son las problemáticas y dónde habría que intervenir desde el contacto directo con la población y conociendo las vivencias del lugar. La figura del arquitecto, más que una persona que hace, puede ser un facilitador.

explorando capas de la historia

Las ciudades pueden ayudarnos a entender el pasado a través de la historia de sus calles. ¿Cómo pueden leerse las ciudades?

Si vives en una ciudad histórica, puedes ver cómo han ido transformándose las superficies y la materia de la ciudad. La textura de una fachada es una marca del pasado, y si te acostumbras a mirar bien, puedes entender mejor qué ha sido de esa ciudad incluso sin haber leído un libro de su historia, porque la ciudad misma es un poco eso, es como un libro de historia, un libro abierto. 

Las ciudades también tienen mucha importancia en nuestro presente. ¿Cómo crees que los trazados urbanos influyen en nuestro día a día como ciudadanos y como sociedad?

Los trazados urbanos influyen mucho en nuestra vida. Por ejemplo, yo vivo en Ciutat Vella, en un tejido muy denso, pero vivo en una plaza. Hay luz, hay ventilación. Los trazados influyen mucho en función del contacto con los vecinos, de conexiones visuales, de si tenemos luz … En el Eixample, por ejemplo, se puede tener mucha luz y mucha apertura, pero a la vez también hay tráfico, que también te impacta como ciudadano, o falta verde. Ahora se está intentando dar más protagonismo al peatón, después de casi un siglo de creciente motorización de la ciudad. Y un tejido urbano también puede sugerir la mezcla social: el Ensanche de Ildefons Cerdà no es un tejido para una determinada clase social, él lo tenía muy claro. 

¿Cómo crees que será la Barcelona del futuro?

Hay que tener en cuenta el cambio climático, que el nivel del mar va a subir... La ciudad tendrá que despedirse de ser una ciudad orientada al automóvil. Es algo que tiene que hacer Barcelona, pero también todas las ciudades. Hay que reducir la contaminación, buscar métodos constructivos mucho más sostenibles, y reciclar y transformar en vez de construir. De momento, veo que la ciudad está haciendo pasos en este sentido. Tenemos que repensar nuestra manera consumista y explotadora  del territorio. Un gran reto es también la verdadera inclusión y la convivencia con gente que proviene de otros contextos, que dan una gran riqueza a la ciudad. La cultura local se puede, es más, se tiene que mezclar con otras culturas. 

Hablaste sobre las ciudades del futuro en la Disputatio, en Barcelona, hace unos meses. ¿Qué debatisteis? 

La Disputatio es un formato que, desde la Academia Europea de la que soy miembro, tiene una cierta tradición y prestigio. En la última Disputatio pusimos encima de la mesa ideas sobre las ciudades del futuro, incorporando el punto de vista de la digitalización; qué significa para la vida urbana y para el manejo de sus infraestructuras y redes. La idea de las Smart Cities es una amenaza a la vez que es un reto que tenemos que asumir.