24/10/2019

Sergio Fuentes Milà: "La obra de Gaudí es más colorista, explosiva e imaginativa gracias a Jujol"

El profesor de la Facultad de Humanidades es el cocomisario de la exposición “Jujol, la arquitectura del color” instalada en el Palau Güell

Visitamos la exposición central del Año Jujol 140, que recupera el legado del arquitecto tarraconense, acompañados por el profesor Sergio Fuentes Milà, comisario junto a la profesora de la Universidad de Barcelona, Rosa M. Creixell. La muestra, articulada a través de planos, fotografías, mobiliario, esculturas, etc. —algunos exhibidos por primera vez al público— nos permite adentrarnos en el universo creativo de Josep Maria Jujol, figura imprescindible del Modernismo catalán pero carente, todavía hoy, de la popularidad de Antoni Gaudí, con quien colaboró en algunas de sus principales obras. La exposición puede visitarse aún hasta el próximo 3 de noviembre.

Esta exposición es la muestra central del Año Jujol 140, una iniciativa del Ajuntament de Sant Joan Despí centrada en difundir el legado artístico de Josep Maria Jujol. ¿Qué queda de Jujol 70 años después de su muerte?

Queda su magia, su color, su imaginación, a partir de obras paradigmáticas. La capacidad de soñar es lo que creo que queda de él en la arquitectura catalana.

La exposición se divide en cinco ámbitos que pretenden acercarnos al genio creativo del arquitecto. ¿Cuáles son los aspectos que hacen tan singular la obra de Jujol?

El primer elemento que destacaría —y que es el que hemos utilizado para articular esta exposición— es el color. El color ilustra muy bien esa capacidad de imaginación y de creación de nuevos mundos que tiene Josep Maria Jujol. Después estaría también su capacidad para crear ingenios y mecanismos, totalmente inventados, y que tienen un gran sentido funcional. Estamos hablando, sobre todo, de mobiliario o de accesorios para la arquitectura.

¿Es el uso del color lo que le distingue de sus coetáneos?    

Yo creo que sí, combinado con la forma. De hecho, el color acaba siendo determinante también en las aportaciones que Jujol hace en la obra de Gaudí. Estudiosos como Joan Bassegoda i Nonell ya lo advertían: hay un cambio en la trayectoria de Gaudí que se produce en el momento en que Jujol pasa a formar parte de sus colaboradores. A partir de ese momento, la obra de Gaudí también es más colorista, es más explosiva y más imaginativa. Y eso es gracias a Jujol.

De todos los elementos que conforman la muestra, ¿cuáles son los que crees que revisten mayor interés?

A mí siempre me gusta destacar el alzado interior de la Casa Milà, de La Pedrera, que me parece un alzado muy interesante porque nos habla de las aportaciones de Jujol a Gaudí y, además, hasta ahora solo se había expuesto en el MNAC. Es un alzado que no se llegó a ejecutar y en el que se puede ver el mobiliario, totalmente inventado y original, y también la importancia del color.

Destacaría también la selección de obras que hemos realizado de los conjuntos de Pere Mañach, uno de los comitentes más importantes de Jujol —destaca, especialmente, la belleza y el carácter casi futurista del tintero que Jujol diseñó ad hoc para el empresario.

El tercer elemento que yo resaltaría son las lámparas de la Capella de Mas Carreras, que no se habían movido del lugar desde el momento en que fueron instaladas y que ahora pueden verse en esta exposición. 

© Archivo Jujol - Dibujo alzado interior de la Casa Milà, de la Pedrera

El análisis de la vida y la obra de Jujol aparece siempre cruzado, de alguna manera, por su relación con Antoni Gaudí. ¿Pervive, aún hoy, la idea de Jujol como discípulo de Gaudí?

Por parte de algunos historiadores sí, por parte de los comisarios de esta exposición tenemos muy claro que no. Nosotros consideramos que Jujol no es, en ningún momento, un discípulo de Gaudí. Lo que sí que es un colaborador más y uno de los colaboradores más avanzados de Gaudí, eso seguro.

En este sentido, ¿qué diferencias se pueden señalar entre el universo creativo de Jujol respecto al de Gaudí?

Jujol tenía un tratamiento del color absolutamente más libre que Gaudí. Y las incorporaciones de color en la obra de Gaudí siempre van supeditadas a las propuestas, a veces un poco alocadas, de Jujol. Un ejemplo sería la fachada de la Casa Batlló y, sobre todo, el más extraño y estrambótico, el de la Catedral de Mallorca.

Por otra parte, a mi modo de ver, Jujol no tiene el dominio de las estructuras que tenía Gaudí. Es, en este sentido, más imaginativo y más efectista, capaz de crear atmósferas y mundos imaginarios a partir del color y de las formas, pero no así de grandes estructuras arquitectónicas.

¿Crees que podría darse una especie de “efecto Jujol” semejante al que ya se ha dado en torno a la figura de Gaudí si su obra comienza a conocerse más?

Rotundamente sí. Y no podemos olvidar una cosa: si no das visibilidad a un personaje y a su producción, queda en el anonimato y en el olvido. Yo creo que hay que correr ese riesgo.

© Sergio Fuentes - Una de las luces de la Capilla de Mas Carreras

Jujol, al igual que Gaudí, concebía el proyecto arquitectónico en su totalidad, y abordaba el encargo desde el ámbito constructivo hasta el diseño de muebles, elementos decorativos, frescos, etc. ¿Crees que, en la actualidad, se ha perdido el perfil del “arquitecto total”?

Siempre se ha dicho que estos dos arquitectos tienen una concepción de la arquitectura como “arte total”. Y es cierto que hacían de todo: mobiliario, pintura, diseño de techos, de estructuras, de espacios, etc. Pero es que no eran los únicos. Hay que pensar que esto, en el ámbito catalán, ya era habitual a finales del siglo XIX con los arquitectos de tendencia más ecléctica. Es decir, no es un elemento propio y exclusivo de Gaudí y después de Jujol. A partir de aquí, sí que creo que los arquitectos, actualmente, han dejado de concebir el “todo” en sus proyectos. Creo que es algo que se ha perdido. 

¿Qué aspectos de la obra de Jujol revisten, bajo tu punto de vista, esa actualidad imperecedera de los grandes genios de la arquitectura?

Lo que hace diferente a Jujol, y por ello duradero en el tiempo, es esa originalidad sin límites. Pero dicho esto, también hay que saber que Jujol también se adaptaba a la producción que tenía que hacer. O sea, no tenemos que concebir a Jujol como una persona que está únicamente fuera de límites en pos de esa originalidad extrema, sino que también es un personaje adaptable, como lo son y deben ser —creo yo— todos los arquitectos.

¿Crees que Jujol aún nos dará sorpresas?

Yo creo que sí. A pesar de que se ha empezado a estudiar mucho sobre todo desde los 80 hasta ahora —y ahora mucho más con el Año Jujol 140— se van a encontrar muchísimas obras y propuestas nuevas de su autoría. Sobre todo, creo yo, aparecerán proyectos que quedaron en el tintero y que no se llegaron a ejecutar y que servirán para valorar todavía más la creatividad sin límites de Jujol.