11/02/2016

Ignacio Socías: «Tenemos menos hijos de los deseados, por ello las políticas de familia son una prioridad»

El pasado 26 de enero, el Instituto de Estudios Superiores de la Familia organizó la conferencia “La agenda de Naciones Unidas y la familia” a cargo de Ignacio Socías, director de Relaciones Internacionales en la International Federation for Family Development.

El especialista de esta federación internacional, a la que la Organización de las Naciones Unidas ha reconocido el estatus consultivo general, inició su exposición haciendo referencia al gap entre natalidad real y natalidad deseada. Esta realidad constatada, tanto en la opinión pública general como en los medios académicos, es también actualmente una prioridad en la ONU, donde empieza a preocupar la situación internacional de invierno demográfico que afecta no solo al sistema de pensiones y la sostenibilidad del estado del bienestar, sino también al desarrollo del futuro capital humano y social de las naciones.

Socías constató que parecemos condenados a ser cada vez “menos y más viejos” y que, debido a esta situación, es necesario afrontar los hechos con políticas de familia audaces y adecuadas a la situación de la familia media. Este objetivo, afirmó, “nos va a llevar años, pero vale la pena”.

La esperanza de vida aumenta en todo el mundo, en concreto, en Europa hasta 5 horas cada día y hasta seis, en el caso de España. “En los países desarrollados, en 1950, los mayores de 65 años representaban el 7 % de la población,  hoy están en torno al 10 % y en el 2050 alcanzarán el 32 %. Por otra parte, la natalidad ha ido bajando hasta el año 2003, fecha en la que revertió ligeramente porque era difícil que siguiera cayendo todavía más”, explicó Socías.

“Tenemos menos hijos de los deseados sencillamente porque los hombres y las mujeres no se ven capaces. Faltan políticas públicas en los estados y privadas, o de conciliación, en las empresas, que supongan un soporte social claro a la realidad de la paternidad y de la maternidad”. También señaló que en algunos casos el motivo está en no encontrar la persona adecuada con quien compartir este proyecto vital, o también el miedo –debido al descenso del sentido del compromiso– a quedarse, en un futuro, solo con la prole. En el caso de los jóvenes, la situación es ligeramente diferente. En ellos, abocados muchas veces a una larga  adolescencia que puede durar hasta los 30 años debido al paro y a la imposibilidad de independizarse, se hace aún más difícil acometer el plan de forjar una familia.

A la fotografia: Espe Molins, Ignacio Socías i Montserrat Gas
 

Respecto a la correlación entre la bajada en la natalidad y la incorporación de la mujer al mercado laboral, especificó que el mercado laboral y sus condiciones –ausencia de flexibilidad, largas jornadas laborales– están hechos a la medida del hombre. “Su estructura pertenece al pasado y no deja que la maternidad y la paternidad estén presentes como parte de la vida del empleado o la empleada”. Además, y según los datos estadísticos de los países donde más crece la natalidad, esta no aumenta precisamente en aquellos países en los que la mujer no trabaja, sino precisamente en los que la tasa de actividad femenina es mayor pero hay a la vez más políticas de conciliación de trabajo y familia”.

Finalmente, Ignacio Socías se aventuró a dar una definición de lo que es la familia: “Aquel lugar, ambiente o entorno, donde se origina la vida; donde, además, el amor no termina nunca; donde hay continuidad en esa relación”. Para él, gran parte de los problemas actuales se deben precisamente al debilitamiento de estos factores.

“Quizás el principal problema con que nos enfrentamos hoy en día no es solo que nazcan pocos niños, sino que los pocos que nacen no encuentran ese ambiente en el que puedan crecer adecuadamente”. Como dato alarmante señaló que, actualmente, la pobreza infantil en el primer mundo es mayor que nunca y que sigue creciendo. Relacionó este hecho con que, en muchos casos, los padres no se hacen cargo de los hijos y con el aumento de la violencia doméstica que, especificó: “Es una violencia pre y post familiar muchas veces a causa de la falta de compromiso”.

“La eficacia de las políticas familiares, según las estamos abordando desde la ONU, se basa en primer lugar en la redistribución de la riqueza. Todo el esfuerzo que las familias hacen por aportar individuos productivos a la sociedad, de alguna manera, debe ser compensado. También es preciso aplicar medidas que faciliten conciliación del trabajo y la vida familiar. Por otra parte, resulta esencial la valoración de las tareas del cuidado y del trabajo no remunerado en el hogar, así como la promoción del diálogo intergeneracional. Como principio interpretativo y rector de todo lo anterior, subrayó la importancia del principio del interés superior del menor, promulgado por la convención de los derechos del niño. Ayudar al menor pasa por ayudar a la familia, que  es el entorno en el que el niño podrá verdaderamente desarrollarse”.